domingo, 21 de octubre de 2018

Apoteosis de Nuestra Señora de La Paz


A veces busco en mis bolsillos el reloj que no encuentro en mi muñeca
No importa si mis manos tropiezan con los anaqueles o si la noche se destruye con un timbrazo del celular 
Tambaleándome cruzo las calles encogido camino por el frío siempre la desesperación en los rincones se desgaja al amanecer y yo regalo una sonrisa y dejo de balbucear 
Hablo en voz alta y grito mi alegría 
Soplo al oeste soplo al este al sur y al norte fascinado por las fachadas y los cristales de la ciudad 
Las puertas de la imaginación se abren porque yo tengo las llaves para entrar sin romper los vidrios ni golpear 
Pongo entonces mi alegría a disposición de la luz y olvido cómo los pájaros solitarios mueren en sus nidos 
Olvido mi temor a soñar y canto las proezas del amor en armonía con el ceceo de las hojas 
Olvido mi pánico escénico y coincido con los ojos de cada una de las personas sin necesidad de saber sus nombres paso a sentarme a sus mesas y comparto con ellos el pan como buenos hermanos que somos

Por siempre se iluminan los corazones con el verbo que viaja y esta peregrinación trasciende la capa de ozono como una oración dicha por los apóstoles baña la ciudad y si llega a despertarte da gracias por la sangre que aún corre por tus venas
No  has muerto de hambre ni de sed 
Acércate a mí para que bese tu frente 
No tengas miedo de sonreír este día
Ni  te dejes llevar por la violencia de tus dogmas 
Pasa revista a tu decálogo y contémplate en el espejo 
Verás tu cuerpo indeciso (mal formado por catorce horas de trabajo diario)  
(¿Sentirás impotencia al tocar tus ropas arrugadas? ¿Dejarás de soñar al oler tu tristeza? ¿Pondrás la otra mejilla después de recibir un golpe más de la vida? ¿Reirás al derramar otra lágrima? ¿Temblarás al desenredar tus cabellos, al ver tus ojos..., al enfermar de soledad crónica? ¿Combinarás tus zapatos con el lápiz labial? ¿Usarás lápiz labial? ¿Hablarás de tu angustia con una amiga de la infancia? ¿Pensarás en unos pendientes de plata para ese traje colgado en el ropero de tus veinte años?)
   
Guardarás tu desaliento en el bolsillo de tu abrigo 
Abrocharás tu reloj en la muñeca y caminarás cansada de olvidar la llave de tu casa

¿Por siempre recordarás tu primer amor?
El de los 15, 18 y 22 
Con el deseo profundo de saltar los años 
Para volver atrás 
Permite que hoy desaparezca esa cadena
Ya no tiembles  
Yo estoy aquí con una frazada para dos... 

Nunca más a la tienda voy solo 
La Paz mi compañera fiel mi incondicional amiga
Canto para ti desde tu periferia  
Huelo tus irresistibles aires de grandeza tu grandeza

Oh mi ciudad de abarrotes callejeros 
De cantinas a media luz 
Con el corazón entre la cruz y Pachamama

A veces busco tu nombre en los libros de historia 
Y te encuentro bañada en sangre 
Como la víctima de un accidente en la ruta al Perú 

Llamo a tus hijos a limpiar tus calles
A pintar en tus muros escenas de la actualidad 
A hablar sobre tus héroes de hueso sin titubeos

Los parques dan protección precaria a los niños 
Los padres y las madres se esfuerzan en cuidar la inocencia de sus hijos 
Enternecido yo silbo y recuerdo la inutilidad de la muerte en la tierra y el desencanto cotidiano de los todopoderosos sirvientes de la tristeza al verme interesado sólo en ahuyentar a las aves de mal agüero socavan mis entrañas en busca de consuelo
A veces busco en mis bolsillos el reloj que no encuentro en mi muñeca
No importa si mis ojos se pierden en la multitud o si mi cuerpo rechaza la luz del sol 
La ciudad deja de arrastrarme y sus riachuelos renuncian a pronunciar mi nombre con la fuerza de los días de lluvia 
Las flores comienzan a dejar sus guaridas y los jinetes de los monumentos ecuestres semejantes a objetos encantados sonríen con la melena revuelta por el viento 
El mundo proclama mi audacia 
Alonso, Alonso de Mendoza, sobreviviente de las guerras civiles, sigue mis pasos
Pon tu espada en el suelo, lava tus pies en las aguas de mis ríos y levanta la cabeza para ver mi hermoso rostro...


Publicado en Los trece poemas religiosos, septiembre de 2010
Foto: Tarwi (RR)


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viernes, 12 de octubre de 2018

El espejo de la vida


El espejo de la vida se opacó con un suspiro
Mis gritos quiebran la misma vida y ningún trozo de ella puede detenerme
En esta noche mi cuerpo tiembla
Hace un viaje al país subterráneo
País deprimido censurado oprimido
Donde el sonido calla
Ciertas culturas conspiran contra el dios de la tecnología
Donde el sonido calla
Es inmenso el cielo aún más inmenso que nunca podré imaginar el odio el temor y la soledad
Sólo el flujo de la sangre en el viento embadurna cruelmente la historia
Y el reflejo de un video satura todo el sistema
El espejo de la vida es un cristal
La misma vida es un cristal en el viento

El espejo de la vida fue encerrado en el circuito eléctrico de un computador
Desgraciado quien destapa la olla y encuentra sólo comida material mientras la TV transmite el entierro de la imaginación
Dime madre ¿dónde están las respuestas?
¡No borres de mi mente la realidad que refresca mi cuerpo!
El espejo de la vida que ya no es vida
Fue roto otra vez por los artefactos mutilados
Por los ideólogos acabados junto a la receta de un mendigo


                                             16 de diciembre de 1990


Publicado en Complacencias, septiembre de 2002
Foto: Raphael Ramírez



jueves, 11 de octubre de 2018

Poema 11


     Las preferencias sexuales de sus miembros en vida, por más contradictorias que parezcan, celebran la alternancia en el mando y la búsqueda intensiva de opciones pacíficas.
     Estoy en condiciones de superar la vida cotidiana después de una temporada entre los desempleados. Antes de cualquier otra cosa yo quisiera citar a los ciudadanos demócratas y las sortijas de compromiso en una misma dirección por la necesidad de organizar a los aquí presentes según la distancia del objetivo trazado.  
     Bienvenido quien se deja cautivar por la descripción de un país imaginario, quien en su desesperación acaba por tropezar con la catedral de La Paz, quien monta guardia en una esquina de la plaza Murillo, quien valiéndose de su voluntad sale del hospital, quien elige servir a la mejor causa, quien desayuna y almuerza en un quiosco de madera, quien se entusiasma con la música de los maestros no-videntes, quien por encima de su cansancio viene a escuchar la verdad.
     Bienvenidos quienes ya no se limitan a prescindir del tipo de reloj que se detiene por la tarde. Bienvenido lo que hoy parece tan simple y piadoso y sólo en la acción absoluta cumple su cometido porque se agrava sobre la tierra el error de no reponer el intercambio de información con el mundo onírico.
     Te espero al pie de la mesa, con gente especializada en el pensamiento revolucionario. Apenas comenzado el día, una de esas personas tendría que viajar como si fuese un agente con amplia experiencia en proclamar su propia muerte. Con ello ahuyentará de su corazón la indiferencia de nuestros congéneres y para no aumentar sus padecimientos, hasta el final de su misión, despreciará la literatura banal y se mantendrá alejada de los materiales inflamables para que quienes han caído en la pura alegoría respiren también el poder del arte contemporáneo y dejen en libertad sus sueños en el límite secreto de la nada.
     Creo que de alterar el discurso dominante, el resultado —por todas partes, en su versión completa— no nos pertenecerá a nosotros. Como se ha demostrado antes, en el terreno de la imaginación vuelan los espíritus de las cosas que amamos sin emitir una opinión puntual sobre la aplicación de nuevas teorías estéticas.
     Cualquiera que haya considerado remontar la ciudad a la hora de la cena habrá encontrado más de un motivo de asombro en las ruinas que yacen bajo sus pies. En estos casos, la poesía —de ahí proviene la fuerza— puede que se reduzca a una palabra dicha en el momento preciso.
     El verdadero viajero que huye de la falta de sentido en la historia cuenta que es posible entusiasmar a la gente sin maldecir al inspector de salubridad. Se opone a la renovación del pesimismo y, cuando identifica a una persona escéptica, sólo la abraza y la invita a dejar esa costumbre tan enraizada en quienes han entregado su voluntad a las llamas del desamor. Su dicha resplandece cual relámpago en la noche.      Sus ojos acaban por desconcertar a los miembros de las coaliciones en conflicto. Sus seguidores se cuentan por miles y, sin duda, su presencia ha cambiado la faz de la tierra.
     Creo que la entusiasta voz de este viajero dejará, a su paso por La Paz, una deliciosa fragancia en todas las direcciones y evitará más de un derramamiento de sangre.
     Se nos dirá que su muerte es inminente, que nada podemos hacer por él y se inventará superhéroes de revista para cubrir el vacío que dejará su desaparición forzada. Comandos antisubversivos y grupos clandestinos de aniquilación masiva exigirán su cuerpo a plena luz del día y sólo con la certeza de su ejecución en el atardecer de aquella misma jornada le permitirán rezar en paz por última vez tras largas horas de incesantes tormentos.
     Ahogado, electrocutado o colgado, ¡Dios mío, da lo mismo! Lo que acabo de decir no me convertirá en un profeta y sólo después de poder descansar consigo hilar mejor mis ideas.
     No veo la más mínima modificación en el semblante de los verdugos. La ciudad no cabe en mi mente. ¿Este es el fin de mis tropiezos? ¿La hora ha llegado? No hay un traidor a la vista.
     Conforme a lo imaginado, la indiferencia de mis vecinos se desvanece. Por lo demás, las respuestas fluyen. No tienen centro alguno. Los tiranos ya no se jactan como hasta hoy, pese a su creciente desesperación. La humanidad prueba nuevos remedios y consigue vislumbrar el mundo y sus milagros desde la cima de una montaña que ayer parecía inalcanzable.
     Voy a nombrar al viajero por última vez. Este año, muy pocos se identifican con él. Con su muerte, se ha hecho patente su innecesaria presencia material.
     Ese reducido grupo de personas pasa inadvertido en la periferia urbana y los capítulos endebles de su discurso desaparecen paso a paso. A veces se advierte con mayor claridad su espíritu bienintencionado y las preferencias sexuales de sus miembros en vida, por más contradictorias que parezcan, celebran la alternancia en el mando y la búsqueda intensiva de opciones pacíficas.


Publicado en Los trece poemas religiosos, diciembre de 2010