martes, 2 de enero de 2018

Esquela

De vez en cuando me arden los dedos
Y la sombra pasa de muchas historias al sueño
Para que la ciudad de cualquier planeta
Desaparezca de los mapas y del tiempo
A medio camino del diluvio y a nueve segundos del iris
Levantado a los claros y a los oscuros de un Mediodía

Puedo acordarme de un vencedor y de un vencido
Seguido de una muchedumbre que quisiera ignorar el peligro
No vivo en la muralla de una fortaleza de Oriente
Ni construyo las comunidades de una nueva metrópoli
Olvidado en el centro de una ciruela
Me desvinculo de las formas primarias
Con inútiles picoteos me yergo en la unidad del verso
Sostenido por la insignificancia y la maldad de mi remolino

Atardece en el agua que no oscurece su cielo
Día reaparecido en el pésame de mi entierro
Pieza de pan ofrecida a los infinitos demonios
Lectura despreciada en una mesa de Doce
Paciente mi colibrí deshoja el hexágono
Y exhibe su desfiguración a la mujer y al varón

Hay un dolor análogo a la Pascua y la Navidad
Ni una galería de lunas ni una afirmación en mi rostro
Pueden alejar a las moscas de mi nicho
Una llamarada va de tiempo en tiempo
A recordar la música de mis ojos
En la esquina compartida con la tranquilidad de la tarde
A medio camino del diluvio y a nueve segundos del iris 
Invitado a jugar con la resurrección de la gente imposible
En esta misma pared inclinada de pronto al vinagre
Y a las otras cosas que me hacen maldecir al cristiano
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Lo que digo es una muestra de la tierra prometida
Antes de la imaginación de los más antiguos altares
¡Amigos... aquí mi esquela! ¡Abrácenme con efusión!
                                                                       
     18 de octubre de 2002  

Publicado en Efusiones, diciembre de 2007

Dibujo: Raphael Ramírez

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