lunes, 12 de diciembre de 2016

Bendición para mi alma

No imagino el concepto
Sino el mar escarbado en un mar de leche
No imagino los cuerpos
Sino abrigos invisibles y manos sin carne
Sin huesos sin sangre sin arañas ni besos
No imagino la música ni escucho
Pero bailo como si conociera los bailes 
No imagino a un dios bondadoso ni a sus ángeles perfectos
No me perturbaría morir en la inconsciencia y la luz
Alejado de las bendiciones de mis hijos
E ignorado de las oraciones de mis mayores
No me conmueve si alguien me imagina lánguido
O como una mentira dibujada en la acera
Perdido en un círculo de silencios
O debajo de las patas de un perro amaestrado
No imagino los cielos y los infiernos
Ni a jesús y a jehová ni a krisna y a alá considerando mis sueños 
Entreveo a los cuatro a punto de saltar sobre un viajero inadvertido
Sobre un campamento dormido sobre un bosque desmantelado por el hambre
Ni siquiera imagino un piano y su blanco ni su negro ni su verdad ni su mentira
Ni las palabras extraviadas por los cínicos y estoicos

Ni un poder tan grande como el que siento en tus labios

                                                            17 de marzo de 2002 

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Publicado en Complacencias, septiembre de 2002, La Paz, Bolivia. 

Foto: Raphael Ramírez.


Vista del Illimani, La Paz, Bolivia 



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