Para no
desaparecer del Mundo, te propongo quemar todas las noches oscuras y dibujar
con las cenizas un reloj despertador y una lamparita de mesa
Por más que
nuestros ojos se cierren lentamente y nuestros labios se unan toda la vida
Te propongo
encomendarnos a la Virgen, como dos obreros de la construcción, beber y comer
mientras los compañeros duermen en una pequeña barca de papel, sin interrumpir
el mediodía, cruzar demasiadas veces tu rostro y descansar en tus brazos
Con suavidad
Prometernos
Con el único deseo
de olvidar las peleas
Tú, ¡mi heroína,
mi curandera!
Yo, ¡la mano de una alucinación casi milagrosa!
Yo, ¡la mano de una alucinación casi milagrosa!
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Publicado en Los días de la semana y nuestro pan de cada día, diciembre de 2009, La Paz, Bolivia
Foto: Raphael Ramírez
Esquina de la Camacho y Ayacucho, La Paz, Bolivia |
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